Esta semana os vamos a hablar de
los parásitos intestinales en perros y gatos, concretamente de los vermes
(gusanos).
Las parasitosis intestinales
tanto en perros como en gatos son una enfermedad muy frecuente, que puede tener
consecuencias serias, y además muchos de estos parásitos también nos pueden
afectar a los humanos.
Empecemos por diferenciar los 2
tipos de gusanos que nos podemos encontrar:
NEMATODOS, conocidos como lombrices, son gusanos redondos y no
están segmentados. Dentro de este tipo hay muchos como: ascáridos,
ancilostomas,…
Este tipo de gusanos se contagian de manera directa de
unos animales a otros, por ejemplo cuando un animal olfatea o lame excrementos
o el ano de animales parasitados. Los áscaris (un tipo de gusano redondo) se
pueden contagiar también a los humanos. El riesgo del contagio lo constituyen los huevos
que son de tamaño microscópico.
CESTODOS, conocidos como tenias, son vermes planos, largos y crecen
en segmentos.
Estos parásitos necesitan un
hospedador intermediario para que se desarrolle su forma larvaria y así poder
infectar al hospedador final, que serían en este caso los perros, gatos o
humanos dependiendo de la especie.
Los más conocidos son Dipylidium
y Echinococcus. El primero se
transmite mediante las pulgas, por su ingesta accidental por ejemplo cuando
nuestra mascota ha cogido pulgas y se rasca con la boca para aliviar el picor. Por lo que cuando nuestra mascota tenga pulgas,
además de desparasitarla externamente también habrá que hacerlo de manera
interna.
Echinococcus, es el causante del quiste hidatídico, el cual se contagia
a los humanos y puede ser bastante grave. El quiste se forma cuando el perro o
el humano comen vísceras de ovejas, vacas,…que son portadoras de la forma
larvaria. La larva entra en el organismo y evolucionará a quiste.
SINTOMATOLOGÍA
Los síntomas que pueden provocar
son inespecíficos y pueden tener consecuencias mayores dependiendo de la
especie parasitaria. Pero de manera general los parásitos se anclan a la mucosa
intestinal para alimentarse provocando una inflamación que dará lugar a
diarreas crónicas (periodos de diarreas intercalados con periodos de heces
normales). Esta inflamación provoca que no se produzca una adecuada absorción
de los nutrientes del alimento lo que nos dará desnutrición, adelgazamiento (aún
comiendo de manera normal), mal aspecto del pelaje (falta de brillo,
quebradizo, puede aparecer caspa), decaimiento, vómitos y a veces incluso anemia.
En cachorros muy parasitados es
típico observar un abdomen atonelado. Algunos pacientes, son portadores
asintomáticos pero diseminan la enfermedad.
Ahora que ya conocemos un poco
más sobre estos parásitos, vamos a ver qué factores hacen que nuestra mascota
sea más predisponente a sufrir una parasitosis intestinal, qué hacer para
prevenirlo y así intentar evitarlo.
FACTORES QUE PUEDEN PREDISPONER A QUE NUESTRA MASCOTA SUFRA PARASITOSIS
Edad. Los cachorros, gatitos y animales geriátricos tienen un
riesgo superior al de los adultos sanos. Las perras y gatas gestantes o
lactantes también pueden transmitirle a sus camadas ciertos parásitos.
Ambiente. Los animales que viven en perreras, en el exterior, que
conviven con otros perros o gatos, que viven en la calle, son de caza o cazan
para alimentarse tienen un riesgo superior de adquirir parásitos.
Alimentación. El posible acceso a roedores, moluscos, pescados y
carnes crudas incluyendo vísceras, placentas, también tienen un riesgo
superior.
Localización y viajes. Los perros que viajan o viven en zonas
geográficas específicas pueden tener un riesgo superior de adquirir infecciones
que ocurran en esas áreas.
MEDIDAS PREVENTIVAS PARA NUESTRAS MASCOTAS
Hay que tener en cuenta que los
huevos de cestodos y nematodos son muy resistentes en el medio ambiente,
pudiendo sobrevivir por ejemplo en la arena durante meses. Por ello, en las
perreras o centros de gran densidad animal, se requiere una desparasitación
estricta y establecer medidas de cuarentena para los animales nuevos para
impedir la introducción de infecciones.
Medidas de higiene, como retirar
las heces de manera rutinaria para reducir la contaminación ambiental.
La alimentación se debe basar en
dietas comerciales o comida cocinada para evitar las infecciones por parásitos
transmitidas por carne cruda. No se debe permitir que tengan acceso a roedores,
cadáveres, placentas, estos últimos son poco frecuentes en la ciudad pero sí
que nuestras mascotas pueden encontrarlos al pasear por el campo.
El agua debe ser fresca y
potable.
Controlar las enfermedades
parasitarias mediante el control y tratamiento de vermes y ectoparásitos a
través de tratamientos preventivos al menos cada 3 meses y/o realizarles
pruebas diagnósticas de manera periódica.
MEDIDAS PREVENTIVAS PARA PERSONAS
Las vías de contagio más
frecuentes son la vía oral, el contacto directo con las larvas y huevos en
parques, jardines, playas,…
Tener una buena higiene personal.
Impedir, dentro de las
posibilidades, que nuestra mascota adquiera una enfermedad parasitaria.
Minimizar la exposición de los
niños, en particular, a los ambientes potencialmente contaminados. Las zonas de
juego de niños deben estar bien valladas para impedir la entrada de animales,
incluyendo gatos. Las cajas de arena deben cubrirse cuando no se empleen. La
arena debe reemplazarse regularmente, por ejemplo un par de veces al año. La
desecación y la exposición a la luz ultravioleta son letales para los huevos de
vermes, por lo que permitir el acceso de luz solar y el secado de las áreas
contaminadas puede ayudar a reducir el nivel de contaminación.
Para finalizar, aclarar que
aunque no veamos los parásitos en las heces de los perros y gatos no significa
que no tengan parásitos. Éstos son un riesgo continuo por lo que se debe de
llevar un adecuado control parasitario durante toda la vida del animal. Y aunque
la mascota no salga al exterior también debe desparasitarse porque nosotros sí
salimos y podemos traer parásitos por ejemplo en las suelas de los zapatos.
También dependiendo de los
factores anteriormente explicados y la edad del animal necesitará unas pautas u
otras, ante cualquier duda no dudéis en consultar con vuestro veterinario de
confianza, él os recomendará el antiparasitario y la pauta más adecuada.