martes, 28 de octubre de 2014

...Y al final como pasa con todas las enfermedades, acaba apareciendo...

Como ya sabéis, en nuestro blog vamos cambiando de especie de vez en cuando, y esta vez es de nuevo el turno del caballo, si, ese animal con el que muchos soñamos. Esta semana nos vamos a centrar en una enfermedad que le afecta, el virus del Nilo Occidental o West Nile Virus (WNV) ya que parece que empiezan a registrarse algunos casos en España.
 
 
  
 
 El virus del Nilo Occidental, Fiebre del Nilo o West Nile virus, es una enfermedad producida por un flavivirus que se descubrió por primera vez en África. Este virus se propaga por culpa del mosquito, este mosquito pica a aves infectadas, infectándose él, y pudiendo así infectar a caballos y humanos. Tanto el caballo como los humanos se consideran hospedadores accidentales, y por lo tanto no son fuente de infección. Es decir, todos se contagian por el mosquito, pero entre humanos y caballos no se pueden contagiar!!!!

Los cantidad de mosquitos aumenta cuando el clima es más caliente, por eso a medida que el clima se vuelve más frío, los mosquitos comienzan a desaparecer. Aunque hay países en los que se ha demostrado que el mosquito sobrevive en invierno, España no es uno de ellos, por eso la enfermedad se considera estacional.
 
 
 
La mayor parte de los caballos infectados no desarrollan la enfermedad, y por lo tanto no tienen ningún síntoma pero aquellos que si la desarrollan, presentan síntomas neurológicos ya que afecta al cerebro y sus estructuras provocando inflamación. Además tienen síntomas generales como:
  • Pérdida de apetito.
  • Depresión y cambios de conducta.
  • Problemas en la deglución (al tragar).
  • Disminución de la visión.
  • Rechinar de dientes (esto también es compatible con úlceras en el estómago). 
  • Debilidad general, que suele ser mayor en los miembros posteriores.
  • Ataxia o incoordinación de la marcha, contracciones muscular, movimiento en círculos, y fasciculaciones.
  • Parálisis y muerte. 
 
Para poder saber si el animal tiene la enfermedad hay que hacer pruebas laboratoriales y buscar anticuerpos del virus en la sangre del caballo.
 
En cuanto a tratamiento, al ser un virus los antibióticos NO funcionan!!!!!!!!! No hay un tratamiento específico, por lo que muchas veces el tratamiento consiste en tratar los síntomas y hacer que evolucionen progresivamente.

 

 
El cuadro anterior son los casos que se han registrado en España. Esta información está recogida en la página web del ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; pero sin embargo no aparece esta información en la página oficial de la OIE.
 
De momento, lo único que podemos hacer es intentar prevenir la enfermedad y con eso tendremos más de la mitad de la partida ganada!! Así que recordar, minimizar la exposición del caballo a los mosquitos, y darles protección inmunológica, es decir, vacunar!!!
 

                    
                                 

lunes, 20 de octubre de 2014

Cosas que a veces olvidamos

Medicina Veterinaria, definido como: ciencia y arte de curar y precaver las enfermedades de los animales. 
Ese sería el origen real que define la profesión de la veterinaria, igual que el de la medicina, pero referido al ser humano.

Veterinaria, Medicina, Farmacia... al final la mayoría junta todo en un saco. Propios profesionales de la medicina, humana o animal, creen que todo va unido, de tal forma que no se puede ejercer sin la ayuda de un medicamento.


Ahí empieza el error del profesional.
Nos hemos acostumbrado, desde que en el comienzo de la historia empezaran a emplearse hierbas, y más adelante químicos, que nos aliviasen los dolores o molestias que nos hacían sentir enfermos. 
Sería una forma lógica y correcta de actuar, puesto que si se ve alterada la salud de un ser vivo,  y visitas al médico o veterinario, éste tendrá que curarte.
Por ende, si sales de una consulta y aún no te encuentras mejor, automáticamente piensas: 'no tiene ni idea'. Y a veces añades, 'ni siquiera me ha recetado nada'.

No se arreglan las cosas con un medicamento, y 'ya está'.
Arreglamos el síntoma, obviamente, ya que para eso se han elaborado las medicinas. Para aliviar dolor. Para ayudarnos a sentirnos mejor. Pero de pronto olvidamos el motivo de ese medicamento: 
-¿Por qué te tomas esa pastilla? 
- Para el colesterol. 
- Ah, vale.

- Mi perro se rasca mucho desde hace unos días
- De acuerdo, verá como después de este pinchazo está mucho mejor.

Aceptamos que vivimos en un mundo químico, y no preguntamos más. 
Estamos contentos, con que los próximos análisis salgan mejor, y agradecemos a la pastilla 'mágica' que ha curado 'lo que pudiera pasar'.

Actualmente muchos profesionales han aprendido a la perfección para qué sirve cada principio activo, las dosis y los efectos secundarios, pero han olvidado cómo buscar el origen del síntoma. 

Llega un perro a la consulta, y si no le medicamos, parece que no tenemos derecho a cobrar a nuestro cliente, porque no hemos hecho nada. Y es que no todo se trata con un pinchazo, una pastilla o con una receta. 
Vivimos tan rápido que queremos resultados rápidos, y lamentablemente el organismo de un ser vivo ha evolucionado durante millones de años, y no da resultados instantáneos (gracias a Dios, si no las enfermedades podrían atacarnos también de forma instantánea).

Últimamente come menos, está muy decaído, pierde mucho pelo, ataca a otros animales...

Obviamente son síntomas compatibles con muchas enfermedades. Pero también olvidamos que pueden ser comportamientos compatibles con muchas cosas.

Un comportamiento puede ser un síntoma, o simplemente puede ser parte del carácter de un animal, o de un humano.
Puede que una persona sea gruñona por naturaleza, o puede que lo sea porque sufre estrés interno, que altera su organismo y eso le hace ser más arisco.

Cómo decía, vivimos en un mundo rápido, de resultados rápidos. 
Vivimos en un mundo de correr y no parar. Y ese ritmo de vida lo sufrimos nosotros, y los animales.

En la profesión veterinaria a veces pecamos de querer abarcarlo todo. Y a veces olvidamos que aunque dispongamos de un armario lleno de medicamentos, de pastillas, grajeas, de collares, de sprays, que claro que van a eliminar el comportamiento indeseado del animal, no vamos a ayudar al propietario y mucho menos al animal.
Probablemente éste vuelva a casa, y esté feliz un semana, o dos. Pero no habremos solucionado el problema. La mascota estará tranquila, volverá a adaptar su carácter de siempre, hasta que se pase el efecto del tratamiento. 
Cuando has tenido un traumatismo, es decir, un golpe fuerte que te ha causado una lesión, generalmente debes hacer rehabilitación. 
Por lo tanto, cuando has sufrido golpes psicológicos, también vas a requerir una rehabilitación.

En estas profesiones tendemos a depender mucho de nuestros clientes, y para que ellos estén satisfechos cogemos un atajo y acabamos con el problema en una o dos consultas si es posible. Pero nos dejamos atrás toda la historia, toda la esencia. Nos dejamos atrás el mirarles a los ojos y ver realmente lo que quieren, que aunque no sepan hablar, sí que han sabido adaptarse a los cambios a los que les hemos sometido, y al igual que un caballo sabe decirte que no puede trotar, un gato sabe decirte que se siente solo, y un perro sabe hacernos entender que tiene hambre...otra vez.

Por lo tanto: si, hay que acudir al veterinario cuando vemos que nuestra mascota no está bien, pero no debemos esperar solucionar las cosas instantáneamente. 
Una alteración del comportamiento es otro tipo de patología, que no se debe ni puede solucionar siempre con medicinas (hay casos extremos que necesitan ayuda de medicina para poder trabajar con el animal, principalmente en casos de miedo o ansiedad). No sólo los animales abandonados, recogidos o maltratados sufren alteraciones del comportamiento. Prácticamente todos los animales que tenemos como compañía, como ocio o trabajo sufren alteraciones del comportamiento en algún momento. 
Esto no quiere decir que no debamos tenerlos. Todo lo contrario. Significa que ya que nos hemos comprometido a ocuparnos de ellos, vamos a cuidarlos como se merecen. Sobre todo aquellos, que nos dedicamos a ello.


-¿Por qué no estudiaste medicina?- Preguntan a menudo a los veterinarios.- Tienes buena mano con la gente.-

Seguramente hayamos desarrollado un buen trato con la gente, porque hemos aprendido a escuchar con los animales. 

lunes, 13 de octubre de 2014

Veterinaria, la profesión más vocacional

Considero que todos aquellos que nos dedicamos a la Veterinaria tenemos la vocación como finalidad, porque no podríamos dedicarnos a ninguna otra cosa y ser felices, porque necesitamos este mundillo para disfrutar cada día. Pero eso no justifica muchas de las cosas a las que nos tenemos que enfrentar si quieres ejercer tu profesión en España.
Me voy a centrar en mi propia experiencia en la clínica de Pequeños Animales, así que pido disculpas adelantadas si compañeros de otros ámbitos consideran mi reflexión poco acertada.

Recuerdo empezar la carrera llena de ilusión, deseando poder acercarme a un perro y saber diagnosticar “algo”, deseando ser la mejor veterinaria y poder diferenciar cualquier enfermedad sin dudar; pero poco a poco te vas dando cuenta de que no es así, que no todo es tan fácil y por muchas ganas que tengas y muchas horas que le dediques no siempre es un objetivo alcanzable.

Te pasas 5 años tu vida (en el mejor de los casos) aprendiendo absolutamente todo acerca de la Medicina Veterinaria, intentando recordar donde se insertaba el músculo esterno-cefálico, cómo era la placenta en yeguas, cuánto duraba la gestación en las cabras, periodo de incubación de la Listeriosis… y cuando por fin acabas, haces todas las rotaciones en el hospital, aprendes a meter todo el brazo en el recto de la vaca como si fuera algo de tu día a día y te pones casi bizca mirando al caballo trotar para ver de qué pata cojea; terminas y te enfrentas con la realidad, que no hay casi opciones laborales.

He encontrado ofertas de trabajo por 500 y hasta 300 euros brutos al mes por trabajar jornada completa, urgencias y fines de semana, ofertas de trabajo en las que consideran que no necesitan pagarte porque “ya te están enseñando suficiente” u ofertas en las que te exigen ser autónoma, tener experiencia de 10 años, total destreza tanto en consulta como en cirugía para pagarte 600 euros al mes.

Y no me malinterpretéis, no me dedico a la Veterinaria por el dinero, como he empezado diciendo, creo que todos estamos en esto por vocación, pero yo solo con vocación no como, no pago mis facturas ni puedo pensar en un futuro. Porque es eso y solo eso lo que pido, un sueldo digno de nuestros conocimientos, de nuestro esfuerzo académico y de la responsabilidad que tenemos que afrontar cada día, un sueldo que me permita independizarme y poder pensar en tener una familia y de vez en cuando hasta darme algún capricho. Porque, no sé vosotros que estáis leyendo, pero a mí con 500 euros brutos al mes solo me da para subsistir.

Pero la triste realidad es que en muchas ocasiones, te sientes afortunada si te cogen en una de estas ofertas de trabajo tan “generosas” porque sabes que hay otros 20 ó 30 que se han quedado por detrás y que estarán encantados de coger el puesto si tú decides negarte y pelear por tus derechos.

Y sigo hablando sólo de mi experiencia, pero ¿Cómo es posible que ganara más trabajando de dependienta en una tienda de deportes durante mis años de carrera, con nula cualificación y ninguna responsabilidad, que ahora como Licenciada Veterinaria con 5 años de estudios y toda la responsabilidad sobre la salud de mis pacientes?



Hay gente que dice que se debe a que cada año se licencian demasiadas personas, que en España tenemos demasiadas Facultades de Veterinaria, otros dicen que es nuestra culpa porque no nos plantamos y luchamos por nuestros derechos, no lo sé, pero considero que no es justo, todos nos merecemos un trabajo digno, porque por triste que parezca, es lo único que pedimos, un trabajo digno donde poder esforzarnos cada día, trabajar al máximo y poder ejercer nuestra profesión que tanto nos ha costado. 


lunes, 6 de octubre de 2014

¿CÚAL ES EL SEGUNDO CORAZÓN DEL CABALLO?


¡Buenos días lector@s! 

Después de 15 días de curiosidades perrunas hoy toca cambiar de nuevo de especie ( como podréis haber intuido por el título ) y vamos hablar sobre algo en particular del caballo. Ya os digo por adelantado que no es que el caballo tenga un segundo corazón pero si es verdad que, gracias a lo maravillosa que es la naturaleza en algunas ocasiones hay un lugar en el que de alguna manera u otra se “bombea” la sangre aparte de en el corazón; y esta viene siendo nada más y nada menos que sus extremidades, concretamente: en el casco, cada vez que el caballo da un paso.





Aunque os parezca mentira cuando el caballo está de pie no toda la parte de abajo del casco se encuentra en contacto con el suelo; solo van a estar contactando la pared del casco y las barras (tranquilos, no os estreséis con las palabras raras, justo debajo tenéis una imagen que explica todas las partes para que lo podáis entender mejor) y cuando al pie se le somete a una fuerza mayor es entonces cuando se produce el contacto de la ranilla y la palma; ayudando a compartir toda la carga del peso. 
En lugares como pantanos, suelos arenosos o condiciones similares es donde va a ser más necesario este compartimento del peso; al igual que a nosotros nos cuesta mas andar por la playa y apoyamos mas firmemente nuestro pie en comparación de cuando caminamos normal por la calle.




Cada vez que se ejerce mayor peso en el pie se va ha producir una expansión de la ranilla y todos los tejidos que están alrededor del hueso se van a comprimir. Ya que todo esto se encuentra rodeado por la pared del casco, la cual esta formada por una pared queratinizada dura (como nuestras uñas, pero mucho mas gruesa) impidiendo que todo ello se pueda expandirse. Al producirse esta compresión es cuando se va a forzar la salida de la sangre con bastante rapidez.





El movimiento del paso del caballo lo podemos dividir en 3 fases diferentes: dos fases de apoyo y una de vuelo. 
La primera fase de apoyo es en la que se produce la compresión de todos los tejidos y se fuerza la salida de la sangre. 
La segunda fase de apoyo va a estar formada por un periodo de tiempo en el cual va haber relativamente poca sangre. 
Y por último en la fase de vuelo lo que se va a producir es una recuperación, haciendo que los tejidos se descompriman y se vuelva a tener un flujo de sangre normal en la extremidad.






Aunque el casco del caballo es un lugar al que le llega la sangre por todas partes (como podéis ver en la imagen de abajo) las vías de salida de la sangre son bastante reducidas, favoreciendo que está salida de la sangre se haga con mayor rapidez. Además estas vías de salida de la sangre van a tener como unas puertas estratégicas (válvulas) haciendo que la sangre no pueda volver al casco y se asegure así el retorno de la sangre al corazón. Para que os hagáis una idea, son como las puertas de salida de la Casa del Terror del Parque de Atracciones, de las cuales puedes salir cagando leches pero intentar entrar por ahí y colarte gratis es bastante 'chungo'.





Con todo esto os quiero decir que debemos darle mucha importancia al manteniendo correcto de los cascos y buscar siempre a un buen herrador; ya que un mal herrado del casco puede hacer que la ranilla y la palma no se puedan expandir correctamente pudiéndose ver afectado el "bombeo" de la sangre en la extremidad.


Por último quería dar las gracias a las personas que nos ayudan a que este proyecto pueda cumplirse. Es mi primera entrada, y sin ayuda de mi pareja no habría podido acertar a elegir un tema. Con ello me demuestra, que no es necesario dedicarse a este tema. Me enseña, que debemos tener iniciativa en proyectos así, porque hay gente que piensa en los animales. Con ello me da el apoyo que a veces nos falta en este oficio. 
Así que gracias por compartir conmigo tantas cosas, ésta entre ellas.