lunes, 20 de octubre de 2014

Cosas que a veces olvidamos

Medicina Veterinaria, definido como: ciencia y arte de curar y precaver las enfermedades de los animales. 
Ese sería el origen real que define la profesión de la veterinaria, igual que el de la medicina, pero referido al ser humano.

Veterinaria, Medicina, Farmacia... al final la mayoría junta todo en un saco. Propios profesionales de la medicina, humana o animal, creen que todo va unido, de tal forma que no se puede ejercer sin la ayuda de un medicamento.


Ahí empieza el error del profesional.
Nos hemos acostumbrado, desde que en el comienzo de la historia empezaran a emplearse hierbas, y más adelante químicos, que nos aliviasen los dolores o molestias que nos hacían sentir enfermos. 
Sería una forma lógica y correcta de actuar, puesto que si se ve alterada la salud de un ser vivo,  y visitas al médico o veterinario, éste tendrá que curarte.
Por ende, si sales de una consulta y aún no te encuentras mejor, automáticamente piensas: 'no tiene ni idea'. Y a veces añades, 'ni siquiera me ha recetado nada'.

No se arreglan las cosas con un medicamento, y 'ya está'.
Arreglamos el síntoma, obviamente, ya que para eso se han elaborado las medicinas. Para aliviar dolor. Para ayudarnos a sentirnos mejor. Pero de pronto olvidamos el motivo de ese medicamento: 
-¿Por qué te tomas esa pastilla? 
- Para el colesterol. 
- Ah, vale.

- Mi perro se rasca mucho desde hace unos días
- De acuerdo, verá como después de este pinchazo está mucho mejor.

Aceptamos que vivimos en un mundo químico, y no preguntamos más. 
Estamos contentos, con que los próximos análisis salgan mejor, y agradecemos a la pastilla 'mágica' que ha curado 'lo que pudiera pasar'.

Actualmente muchos profesionales han aprendido a la perfección para qué sirve cada principio activo, las dosis y los efectos secundarios, pero han olvidado cómo buscar el origen del síntoma. 

Llega un perro a la consulta, y si no le medicamos, parece que no tenemos derecho a cobrar a nuestro cliente, porque no hemos hecho nada. Y es que no todo se trata con un pinchazo, una pastilla o con una receta. 
Vivimos tan rápido que queremos resultados rápidos, y lamentablemente el organismo de un ser vivo ha evolucionado durante millones de años, y no da resultados instantáneos (gracias a Dios, si no las enfermedades podrían atacarnos también de forma instantánea).

Últimamente come menos, está muy decaído, pierde mucho pelo, ataca a otros animales...

Obviamente son síntomas compatibles con muchas enfermedades. Pero también olvidamos que pueden ser comportamientos compatibles con muchas cosas.

Un comportamiento puede ser un síntoma, o simplemente puede ser parte del carácter de un animal, o de un humano.
Puede que una persona sea gruñona por naturaleza, o puede que lo sea porque sufre estrés interno, que altera su organismo y eso le hace ser más arisco.

Cómo decía, vivimos en un mundo rápido, de resultados rápidos. 
Vivimos en un mundo de correr y no parar. Y ese ritmo de vida lo sufrimos nosotros, y los animales.

En la profesión veterinaria a veces pecamos de querer abarcarlo todo. Y a veces olvidamos que aunque dispongamos de un armario lleno de medicamentos, de pastillas, grajeas, de collares, de sprays, que claro que van a eliminar el comportamiento indeseado del animal, no vamos a ayudar al propietario y mucho menos al animal.
Probablemente éste vuelva a casa, y esté feliz un semana, o dos. Pero no habremos solucionado el problema. La mascota estará tranquila, volverá a adaptar su carácter de siempre, hasta que se pase el efecto del tratamiento. 
Cuando has tenido un traumatismo, es decir, un golpe fuerte que te ha causado una lesión, generalmente debes hacer rehabilitación. 
Por lo tanto, cuando has sufrido golpes psicológicos, también vas a requerir una rehabilitación.

En estas profesiones tendemos a depender mucho de nuestros clientes, y para que ellos estén satisfechos cogemos un atajo y acabamos con el problema en una o dos consultas si es posible. Pero nos dejamos atrás toda la historia, toda la esencia. Nos dejamos atrás el mirarles a los ojos y ver realmente lo que quieren, que aunque no sepan hablar, sí que han sabido adaptarse a los cambios a los que les hemos sometido, y al igual que un caballo sabe decirte que no puede trotar, un gato sabe decirte que se siente solo, y un perro sabe hacernos entender que tiene hambre...otra vez.

Por lo tanto: si, hay que acudir al veterinario cuando vemos que nuestra mascota no está bien, pero no debemos esperar solucionar las cosas instantáneamente. 
Una alteración del comportamiento es otro tipo de patología, que no se debe ni puede solucionar siempre con medicinas (hay casos extremos que necesitan ayuda de medicina para poder trabajar con el animal, principalmente en casos de miedo o ansiedad). No sólo los animales abandonados, recogidos o maltratados sufren alteraciones del comportamiento. Prácticamente todos los animales que tenemos como compañía, como ocio o trabajo sufren alteraciones del comportamiento en algún momento. 
Esto no quiere decir que no debamos tenerlos. Todo lo contrario. Significa que ya que nos hemos comprometido a ocuparnos de ellos, vamos a cuidarlos como se merecen. Sobre todo aquellos, que nos dedicamos a ello.


-¿Por qué no estudiaste medicina?- Preguntan a menudo a los veterinarios.- Tienes buena mano con la gente.-

Seguramente hayamos desarrollado un buen trato con la gente, porque hemos aprendido a escuchar con los animales. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario